BERNAT GUTIÉRREZ
Fotógrafo, diseñador y viceversa
De Bernat a Nat
De la fotografía al diseño
La fotografía
Mi primera inquietud creativa fue la música. Con 13 año me monté mi propio sistema de grabación 'multipista' con varios radiocasetes, una grabadora y dos teclados electrónicos. No tenía ni idea de solfeo, así que me inventé una manera bastante peculiar para componer, atribuyéndole a cada tecla un número. No sabía lo que era un Fa, un Sol, un Re o un Do, pero en cambio sí que sabía trasladar lo que sonaba en mi cabeza a acordes musicales, mediante la combinación de varios de estos números, convirtiendo libretas enteras en códigos numéricos que hubieran dejado perplejo a mi profesor de matemáticas, asignatura que, por cierto, siempre suspendía en el colegio. Llegué a grabar 2 maquetas, de 1 hora de duración cada una, que todavía conservo.
Pero la fotografía se cruzó en mi camino de manera accidental (en el sentido estricto de la palabra) dando por finalizada mi efímera carrera como músico para emprender un proceso continuo de aprendizaje en el mundo de la imagen que me ha acompañado durante más de 25 años, tanto en el ámbito creativo como en el profesional.
Mis primeras fotografías con una cámara réflex datan de 1989. Tenía sólo 15 años y ningún conocimiento previo de fotografía, pero el entusiasmo y la fascinación pudieron más que la complejidad del mecanismo y proceso de captura, revelado y positivado de una foto, donde de nuevo, las matemáticas volvían a tener un papel fundamental. ¡Paradójico!
Desde entonces hasta ahora he pasado por diferentes etapas, desde la fotografía analógica en blanco y negro y sus correspondientes procesados en laboratorio químico, pasando por el redescubrimiento del color, casi al mismo tiempo en que el diseño y la tecnología entraban en mi vida, hasta los actuales procesos de producción y postproducción digital, lo que me ha permitido, no sólo seguir descubriendo un mundo audiovisual que me parece infinito, sino dedicarme profesionalmente a la imagen en muchas más vertientes de las que en un principio habría imaginado.
Nunca me he considerado un artista. Me conformo con ser un 'buen artesano de lo mío'. No acuño ningún estilo uniforme porque mi tendencia al eclecticismo me ha llevado a tocar tantos palos que, a día de hoy, el concepto multidisciplinar casi me parece una broma de la vida. Disfruto con lo que hago (una barbaridad) pero también sufro (otra barbaridad); es lo que tiene el proceso creativo, con sus aciertos y sus fracasos, el hecho ser un profesional autónomo y el vivir en un país donde continuamente tenemos que estar reivindicando y defendiendo el valor de la imagen y el trabajo y la dedicación que hay detrás de una 'simple' foto o un 'simple' diseño. Sin embargo, no podría haberme dedicado a otra cosa... Bueno sí... Quizá podría haber sido músico... Pero eso habrá que dejarlo para otra vida...
El diseño
En 1998 adquirí mi primer equipo informático preparado para trabajar con la imagen. Venían cambios en el sector audiovisual, con el avance imparable de Internet y la posibilidad de acceder a la tecnología a unos precios más asequibles. Mi intención no era otra que la de seguir explorando la fotografía con otros procesos que ya empezaban a hacerse indispensables a la hora de entregar las artes finales en imprenta si querías tener un control absoluto sobre la maquetación final de cualquier proyecto de impresión.
Pero aquello también tuvo sus daños colaterales. Muchos profesionales supimos dar el salto y adaptarnos a las nuevas técnicas de producción audiovisual, pero también hubieron otros muchos que se quedaron descolgados y no supieron, o no quisieron, subirse al tren de la nueva era digital de la imagen.
El ordenador no se me dio mal tampoco. Aprendía sobre la marcha y con la ayuda de algún que otro libro sobre Photoshop, Freehand, CorelDraw (¡vaya tiempos los del CorelDraw!). Al poco tiempo acabé combinando mis primeros proyectos digitales de fotografía con trabajos de maquetación, precisamente para algunos de esos profesionales ‘descolgados’, que aun sin cerrarse a la nueva herramienta, precisaron de la colaboración de alguien que la controlara mejor.
Así fue como se estableció mi relación de aprendizaje con el diseñador valenciano Francesc Naval, quién además de amigo, se convirtió en mi mentor, no solo en lo concerniente a aprender conceptos sobre el diseño gráfico, sino también en cuánto a mi evolución como persona durante una etapa que fue decisiva tanto a nivel creativo como emocional.
Con el diseño gráfico me reencontré con el color, tras muchos años expresándome únicamente a través de mis fotografías en blanco y negro. Maquetando para Francesc descubrí ‘el paisaje gráfico’, la manera con la que solía referirse al diseño, y a medida que me fui soltando lo acabamos fundiendo con mi concepción fotográfica del ‘paisaje’ dando forma a un estilo visual basado en una especie de esquematización de un paisaje imaginario a partir de la simbología y la ubicación, para nada aleatoria, de elementos gráficos tan sencillos como el círculo, el cuadrado o el triángulo y que tuvo su salida profesional en diversos encargos publicitarios y campañas de imagen a través de mi primer estudio, Contrast, disseny i fotografia.
Enunespai
En 2003 me establecí en Barcelona, donde viví unos años en los que me adentré en el diseño interactivo, al mismo tiempo que me iba 'independizando' del estilo visual de la época de Contrast y buscando mi propio sitio como diseñador gráfico. Fue durante ese tiempo cuando fui descubriendo la funcionalidad del diseño como herramienta publicitaria para comunicar, vender o mostrar un producto. Hasta entonces, la fotografía creativa que había hecho (al margen del trabajo puro y duro) tenía un componente muy personal, e incluso los proyectos que realizaba en Contrast se alejaban bastante de la funcionalidad del diseño gráfico, ya que englobaba un estilo y concepción visual muy particular con planteamientos más cercanos a lo 'artístico' que a la publicidad.
Incorporé a mis procesos de producción nuevas herramientas como el Flash, creando mis primeros proyectos web y aplicaciones multimedia con fines profesionales, combinando la interactividad de este tipo de productos con la fotografía, el diseño, e incluso el vídeo, destinados a catálogos online o a soportes de reproducción CD/DVD ROM.
En 2008, ya de vuelta en Valencia nació el proyecto Enunespai, la marca a través de la cuál realicé todo tipo de trabajos de imagen multidisciplinarios, principalmente bajo formatos de colaboración outsourcing, en especial para el grupo editorial Bromera, con quienes me une una relación profesional que ya dura más de 10 años, pero también para otros clientes como Spanish Brass, Stomvi o el Observatori de la Ràdio a Catalunya perteneciente a la Universitat Autònoma de Barcelona y, por supuesto, un buen montón de pequeños proyectos, pero no menos importantes, para autónomos y Pymes, muchos de ellos vinculados al mundo de la cultura o de la música.
En Enunespai abarqué todo tipo de proyectos audiovisuales, desde los más pequeños hasta los más grandes, y estos últimos fueron posibles gracias a mi apuesta clara por el trabajo colaborativo, que me permitió nutrirme de una serie de profesionales y empresas colaboradoras, con las que formé equipos de trabajo dependiendo de los recursos humanos y técnicos necesarios para la producción de cada proyecto, desde la concepción de la idea y branding hasta la entrega final del producto al cliente. Destacar de entre esas colaboraciones profesionales, la del psicólogo y coach José Terrés, partícipe activo en la renovación de Enunespai a finales de 2012 y en los casi 4 años posteriores en los que trabajamos juntos en diversos encargos profesionales y creativos, algunos ya tras el cambio de marca a Nat.
Nat Estudi
En paralelo a los trabajos que realizaba en Enunespai, yo seguí desarrollando proyectos de fotografía personales, algunos de los cuales fui publicando en mi web personal Bernat Gutiérrez Fotografía. Había una necesidad de separar estas dos facetas (la profesional y la personal) de la misma manera que siempre he sentido que en mi forma de ser cohabitaban dos partes, la de Bernat Gutiérrez, más introspectiva y claramente vinculada a la fotografía, casi en exclusividad, y la de Nat (abreviatura de mi nombre con el que me 'bautizaron' no sé dónde y ahi se quedó), la ecléctica y anímicamente, la más espontánea y abierta.
Con el tiempo me he ido dando cuenta que funcionar con esta 'bipolaridad' no tiene sentido, ya que al fin y al cabo todo lo que hago, sea más o menos personal forma parte del mismo pack. La única razón por la que podría seguir manteniendo esta separación entre una faceta y la otra sería la de pensar que tengo alguna aspiración como 'artista' que debería diferenciarse claramente de las aspiraciones profesionales, pero sería engañarme a mí mismo. Soy un currante de la imagen, esto creo que es bastante evidente viendo el dossier de esta web, y el resultado final de ese trabajo, sea para los fines que sea, venga de Nat o Bernat, forma parte del mismo proceso de aprendizaje y de mi capacidad para reinventarme continuamente sin quedarme estancado en modas, estilos y clichés diversos. Eso del 'arte', pues bien, a estas alturas, fofisano, con canas en el pelo y en la barba y el culo ya pelado, es algo que ya no me quita el sueño...
Así que, cerrada la etapa Enunespai y Bernat Gutiérrez Fotografía, y por tanto cerrada esa 'bipolarización', he decidido englobar todo lo que hago y he hecho desde aquella primera foto con una réflex, cuando tan sólo tenía 15 años, en un único proyecto: Nat Estudi.
Nat Estudi es un estudio pequeño, pero eso no me impide pensar en GRANDE. Me apasiona lo que hago y me gustan los retos. No presumo de tener la cámara fotográfica más potente del mundo ni el ordenador de trabajo más caro del mercado, pero si puedo hacerlo de mi capacidad para exprimir al máximo todas las posibilidades a mi alcance, y llevar adelante cualquier proyecto creativo, desde el parto de la idea, hasta la entrega del producto final al cliente. Para poder llegar a eso tengo claro que no me puedo permitir el lujo de dejar de aprender e investigar, observando el mundo que me rodea, y explorando en el fascinante hábitat de las IDEAS.
Me gusta la gente emprendedora y participativa. La que SUMA y no resta. Tengo muy claro que COMPARTIR es mucho más productivo que competir y por eso me encanta colaborar con otros profesionales, formando equipos de trabajo según las necesidades de cada proyecto, y así ofrecer a mis clientes una completa oferta de servicios, tanto en producción como en gestión de recursos.
Pero Nat Estudi no es sólo eso. Nat Estudi es el resultado de más de 25 años currando con la imagen, en tantas disciplinas como posibilidades me ha brindado la vida. Quizás, la consecuencia sea la de ser un aprendiz de mucho, maestro de nada, pero, francamente, ¿habría valido la pena renunciar a esa diversidad y a las experiencias que me ha dado, por especializarme en algo concreto y seguir un camino único? La respuesta la tengo muy clara.
Pensar, crear, imaginar, motivar, emocionar, movilizar... y de vez en cuando perderme mirando el mar...
Bienvenidos a Nat Estudi.
